Sonideros. ¡Que siga el ruido y que no pare el baile!

POR DAVID PEÑALOZA Y GERARDO BORBOLLA

Realizado para la materia «Periodismo de Investigación» de la Universidad Iberoamericana en Otoño 2013. Mtro. Eduardo Portas.

Que comience la fiesta

Estás en tu casa por la noche, dormido o preparándote para alguna actividad, y en el momento menos oportuno un sonido lejano, pero que su potencia y alto volumen lo hacen sentir más cercano de lo que en realidad está, te sobresalta. Cumbia, salsa, rock, electrónica, high energy, reguetón, bachata, y demás géneros musicales dignos de hacer mover el cuerpo son los que escupen esas poderosas bocinas en algún barrio o colonia cercana. Bien se puede estar celebrando los XV años de alguna joven, una boda, la fiesta del lugar o al santo patrono. Los encargados de quitarle el sueño a muchos pero alegrar y entretener a otros miles son los sonideros o sonidos.

Los sonideros son estos sistemas de entretenimiento donde el propietario de un colosal equipo de sonido se encarga de programar las mejores y más solicitadas canciones en las fiestas, a la par que interrumpe las mismas para enviar saludos a los asistentes del evento, e incluso a aquellos que no están. Cóndor, la Changa, Polymarchs, Sonido Pancho, Sonido Duende, entre muchos otros son solo algunos ejemplos de esta ya tradicional forma de entretenimiento en México.

Característicos de fiestas y eventos en los barrios de escasos recursos, los sonideros “surgen de la mano del ‘milagro mexicano’, con el avance de la tecnología y el acceso a nuevos y mejores aparatos, generando así una alternativa a las pocas oportunidades y opciones de entretenimiento que tenía la gente (…) surgen básicamente con el fin de entretener”, comenta Pedro Sánchez, periodista y cronista, quien también es un especialista en el tema.

Resulta evidente que por la finalidad principal de los sonideros, la cual es hacer pasar un buen rato a la gente, y por el tipo de público al que están dirigidos, estos eventos sean bastante accesibles para las personas. El acceso va desde la entrada libre hasta los 200 pesos, siendo este último un precio considerado como alto pero por el cual pagan para recibir varias horas de baile con los mejores del barrio, de la zona, del estado e incluso del país.

Un auditorio, una explanada, una feria, un salón de fiestas y las calles suelen ser los escenarios predilectos para que los sonideros desplieguen sus imponentes murallas de bocinas, coloquen su tornamesa, su equipo de luces y ¡listo!, a esperar a los asistentes que durante varias horas adornaran las pistas de baile con sus estrambóticos y bien coordinados movimientos, a los equipos de baile que competirán entre ellos, a las parejas que armarán ruedas (literal un círculo de personas rodea a otros para verlos bailar), a los jóvenes que van en busca del amor de su vida o del amor de la noche, a los amigos que van a beber y disfrutar, y también porqué no a quienes van en busca de recibir un saludo de su sonido favorito, del sonido de su barrio, del sonido con el que se identifican.

Claro que son grandes generadores de identidad, representan a una colonia, (…) las canciones que programan forman parte del soundtrack de las vidas de las personas”, lo que hace de los sonideros un elemento latente y constante de la sociedad”, dice Mariana Delgado, Co-fundadora de El Proyecto Sonidero.

Y es que los sonideros no solo son aquellos que amenizan una fiesta o feria, son una serie de elementos que en su conjunto lo convierten en lo que es: un ícono, un referente para las personas. Los sonideros se forman en un barrio, esa es la zona que los arropa y los quiere pero no por eso se generan odios, al contrario, entre barrios se generan rivalidad y competencias sanas y amistosas que al final derivan en competencias sobre la tornamesa, el ganador sin duda alguna es el público. Los sonideros también son su logo, su imagen, aquellas letras coloridas y con tipografías muy particulares con los cuales los podemos relacionar. Los sonideros son los saludos, todos los saludos y dedicatorias que el dueño del sonido, y por lo general programador de las canciones y conductor del evento, envía a los asistentes, a sus familias y a sus amigos. Los sonideros también son su equipo de sonido, entre más grande, potente y de buena calidad mucho mejor. Y por último los sonideros son la música, son todas aquellas canciones que programan y que a la vez promueven. Cabe destacar que según el trabajo de investigación Sonideros en las aceras, véngase la gozadera, el 75% de la promoción de un disco en el Área Metropolitana se hace a través de las emisoras de radio, el 25% restante es a través de estos gigantes de la música y la diversión.

Adentrándonos en materia

Después de más de 40 años de la existencia de los sonideros, gente que gusta de dicho movimiento, así como mismos intérpretes, cada que tienen la oportunidad realizan convenciones y expos en donde se presenta un poco de todo lo que los conforma. En esta ocasión Marisol Mendoza se dedicó a organizar un evento de esta clase en el Faro del Saber dentro del Parque Cañitas de la colonia Popotla. Desde que Marisol era pequeña, tuvo un contacto directo con el mundo de los sonideros, ya que su papá decidió fundar uno en 1983, su nombre fue y es Sonido Duende. Hasta la fecha dicho proyecto continúa en actividad, pero ahora en manos de su hermano, Jorge Mendoza. De este modo, por el evidente gusto y pasión que el ambiente de los sonidos tiene sobre ella, Marisol ha decidido encargarse de temas que se refieran a la organización de eventos, tales como esta expo que se llevó a cabo el 19 de octubre del 2013.

Aunque uno no sepa en dónde es este evento, desde lejos puede saberlo gracias al gran estruendo que las bocinas de al menos 1.50 metros de altura producen, mismas que invitan al público que pasa por ahí a que se acerquen al menos para ver qué está pasando.

Desde las 9 de la mañana cerca de 500 personas se dieron cita en el Faro del Saber para bailar y lucir sus vestimentas coloridas y estrafalarias que provocan que se les voltee a ver.

Primero es turno de los sonideros clásicos, es decir un pinchadiscos o DJ, acompañado de su staff. La función de esta persona es ir soltando canciones desde su consola y esperar a que alguien del público se acerque para pedirle algún saludo; en caso de que no se aproxime nadie, simples frases como “¡Venga es hora de bailar!” o “¡Así se baila en Tepito, La Lagunilla, Peralvillo!” al instante las cumbias, las charangas, las salsas, mezcladas con ritmos electrónicos suenan a un volumen tan fuerte que sólo los valientes se atreven a quedarse cerca de las bocinas.

Mientras tanto el público, algo tímido por tratarse de las 9 de la mañana, poco a poco se atrevía a bailar, o al menos a calentar. Sonideros como Pío Sensación Latina, Sonido Terrybles, Sonido Extasys Tempes, entre muchos más, eran los encargados de subir los decibeles.

Al momento de llegar Marisol nos presentó con todos los sonideros que esa mañana/medio día tocarían. Cada uno de ellos, y de manera muy amable, te saludaban y te ofrecían su tarjeta de presentación, pequeñas cartulinas con diseños increíbles y kitsch en los que se leían tipografías espaciales y repletas de seres fantásticos como extraterrestres, Thor martillo y el Gato Félix. Algunos otros te enseñaban sus aparatos con los que hacen la música; la mayoría de las máquinas que se utilizan en un sonidero son las consolas, controladoras del volumen de la música, así como los efectos sonoros que se le quiera dar a la canción. Otra de las cosas que estas personas te presumían con orgullo eran sus diplomas que habían obtenido por participar en expos previas. Vaya, este eran un evento que servía para mostrar los palmarés y logros de varios proyectos sonideros.

Aquí es cuando platicamos con Rogelio Flores de Sonido Terrybles, quienes nos explicó y desglosó los tipos de sonideros que hay: los de barrio, los discoteque y los ambientales. “Los de barrio son en los que la gente va y entra sin ningún costo y bailan en la calle, lugar en el que casi siempre se hacen. En estos los que quieran se acercan a nosotros y nos piden saludos o dedicatorias, mismas que se envían durante la canción en curso. Los de tipo discoteque suelen ser en lugares cerrados en los que sí se cobra. Aquí suele haber grandes montajes de pantallas y equipos de sonido que ayudarán a que la gente la pase bien viendo visuales, juegos de luces, etcétera. Y ya el otro, el ambiental, es cuando nos contratan para musicalizar fiestas, bodas, bautizos, XV años o eventos especiales que nos pidan”, nos platicaba bajo un rayo de sol que hacía radiar su brillante cadena al cuello con el nombre de su sonido.

Un poco más tarde era turno de los grupos de bailarines, un momento en donde la gente apreció excelentes coreografías y bailes previamente ensayados. Bailarines, desde parejas hasta conjuntos de ocho personas fueron quienes engalanaron la segunda parte de la expo, la cual fue considerada por el público como la más artística debido a la dificultad de algunos pasos o por la coordinación que cada integrante del conjunto aplicaba. El Conjunto Tepito fue uno de los más reconocidos aquel medio día, ya que se trata de un grupo de bailarines que lleva más de 50 años haciendo de las suyas, de modo que pudimos apreciar la vejez así como la experiencia que esta conlleva en cada uno de los rostros de los bailarines.

Con un cuerpo y unos pases de baile envidiables, entallada en un llamativo vestido color rojo, Norma Patricia bailaba con cadencia y una alegría que pocas veces se puede ver en las personas al realizar alguna actividad. Norma Patricia Rosales es una mujer de 48 años que ha bailado cumbia desde los 13 años y se rehúsa a dejar de bailar. Gracias a que practica zumba, debido a su gran desempeño y pasión por las pistas ha logrado mantenerse en los grupos de baile por varios años.

Entre todos armamos la coreografía poco a poco; hacemos un paso y si a alguien no le gusta, lo dice y propone una y así hasta que quede un baile completo y listo para disfrutar. El baile y escándalo me fascinan, no podría vivir sin ellos. Si un día están deprimidos vengan a un sonidero y ya verán lo bien que se sentirán, es una gran cura para todo mal”, nos dice con una enorme sonrisa que ni todo el extravagante maquillaje que lleva encima pude ocultar.

Por último es turno de las bandas, es decir agrupaciones que se dedican a tocar con instrumentos y totalmente en vivo la música que suele ser grabada dentro de los sonideros. Un tarolas con platillos, un bajo, unas congas maracas, teclados Yamaha y un buen güiro, eran los instrumentos que el Grupo Yuré hacían sonar. Vestidos con trajes verdes fosforescentes, el Grupo Yuré dejaba claro que no se necesita ser famoso o salir en la radio para tener calidad al momento de tocar los instrumentos y poner a bailar a la gente.

Para entonces ya eran las 3 de la tarde y había quienes simplemente no podían dejar de bailar de tan enrolados que se encontraban en dicho acto. Unas cuantas fotos de todos abrazados y ¡listo!, la expo se había terminado.

Lo que la Expo Sonidera en el Faro del Saber dejó fue, además de folklor y mucho ritmo, ese sentido de pertenencia e identificación que cada sonidero ofrece. Cada uno de los proyectos sonideros son oriundos de algún lugar de la Ciudad de México (en la mayoría de los casos); la mayoría provienen de Tepito, la Guerrero, la Doctores, Peñón de los Baños, entre muchos otros barrios. En algún caso podrían llegar a compararse con equipos de fútbol, los cuales hacen que sus seguidores se sientan identificados con ellos, sin embargo éstos no promueven una rivalidad, todo lo contrario, invitan a la sana convivencia ayudada del baile y del relajo. Es por eso que una tocada de sonidero puede considerársele como un evento de índole familiar y que ya está metido hasta en la médula ósea de la gente capitalina.

Poco a poco se va escuchando el ruido

Parados ahí, sobre una moderna y reluciente cancha de hand ball, nos preguntamos si en alguna ocasión los alemanes (creadores de este deporte) se imaginarían que en algún lugar de México, en una colonia popular se colocarían montones de bocinas y la gente bailaría al ritmo de salsa, cumbia, electrónica, merengue, rock y high energy sobre el perfecto y meticulosamente bien planeado diseño de su cancha. Lo dudamos mucho.

Estamos en el Domo Plan Sexenal, una moderna y bien cuidada unidad deportiva, en la Colonia Popotla donde un cartel de lujo, encabezado por el legendario y pionero Sonido La Changa tendrá lugar. También estarán Sonido Siboney, Sonido La Conga, Sonido Super Dengue, entre otros.

Llegamos al Metro Popotla, donde al salir y por casualidad nos topamos con Marisol Mendoza (quien nos acompañó en nuestro primer acercamiento al tema en la Expo Sonidera antes mencionada). Alegre y emocionada nos lleva hasta el enorme recinto, una especie de Palacio de los Deportes en miniatura y que por dentro tiene un diseño tan moderno y minimalista que parece una estructura fuera de lugar en tiempo y forma.

Mientras caminamos hacia el domo poco a poco comenzamos a escuchar el ruido, entre cláxones, vendedores ambulantes, el tráfico y demás sonidos endémicos de la Ciudad de México nos vamos percatando de que el evento de verdad será un “gran baile” como lo anuncian carteles, flyers y autos con altavoces que recorren las calles.

Al llegar al moderno recinto nos damos cuenta de dónde viene la potencia de la música de estos bailes. Sobre la angosta calle más de cuatro enormes camiones, donde los sonideros transportan su equipo, dificultan el flujo vehicular. Su tamaño es elefantiásico, adentro hay bocinas, tarimas, tubos, luces, pantallas y cables. Miembros del staff de cada sonido se encargan de bajar, transportar y montar todo lo necesario para que en menos de dos horas comience la fiesta.

Afuera del domo se colocan vendedores de mercancía, obviamente no oficial, de todos los sonideros, presentes y ausentes en el evento, como suele ser cada ocasión que hay concierto en la ciudad. Lo curioso y llamativo de estos, aparte de las playeras, sudaderas, estampas, discos y posters, son pequeños carritos y camiones de juguete adornados con los logotipos de los sonidos.

Empieza a surgirla necesidad de darle ese orden visual o ese atractivo visual al nombre, a las letras del nombre del equipo y es como comienzan a surgir los famosos logos sonideros (…) a partir de esto se desarrolla casi todo un culto a ese tipo de imagen”, nos cuenta Jaime Ruelas quien es diseñador gráfico y que por varios años ha trabajado en el diseño de logos de sonidero, siendo el de su amigo Sonido Polymarchs su trabajo más famoso. A partir de este diseño es como se fue formando un estilo, de forma involuntaria. Y lo involuntario terminó en divertidos y únicos camiones de juguete de plástico barato que son vendidos en 40 pesos.

Conforme la gente comienza a llegar nuestra desesperación y ansias por que llegue Ramón Rojo “El Rey de Reyes” de Sonido La Changa crece. Previamente nos hemos puesto en contacto con él para. Mientras vemos fascinados los diversos productos escuchamos a alguien decir “Buenas noches Don Ramón, una foto ¿Sí?”. Ha llegado, acompañado de su hijo de 13 años, nos acercamos a él, nos presentamos y amablemente, como una verdadera estrella de rock caminando entre la gente nos pide que lo sigamos. Esta noche estamos con el mejor.

Después de saludar a varias personas, asistentes como participantes, Ramón Rojo que viene agotado y hambriento de su regreso de Puebla nos pide que lo acompañemos por algo de comer antes de que inicie el evento. Excelente oportunidad para buscar y conocer lo que necesitamos. Entre cucharadas de pozole, mordidas de quesadilla y tragos de agua de melón Don Ramón, como es mejor conocido, nos platica desde su origen y temprano interés por la música, de sus viajes a Estados Unidos, del cambio del movimiento sonidero con el pasar de los años y hasta chismes del gremio como el de que el creador, dueño y locutor del Sonido Cóndor es una persona no muy querida en el medio debido a su altanería, prepotencia, arrogancia y soberbia.

La principal diferencia pues es toda la tecnología que ha salido (…) cuando empezaba viajaba mucho a Colombia a traer la música en acetato, actualmente ya toda la gente baja la música y pues eso se terminó. Eso fue lo que nos caracterizaba, la música que nosotros sacábamos y que las estaciones de radio no las tenían”, nos platica Don Ramón en medio del bullicio generado por los compradores de quesadillas y pozole que se arremolinan alrededor del puesto para realizar sus pedidos.

Ya nos enteramos de toda su historia, yo luego busco canciones de Celso Piña en Youtube y me aparecen videos de usted. Mucho gusto, buenas noches”, comenta un joven que termina de cenar a un lado de nosotros al momento de finalizar la entrevista, a lo cual Don Ramón responde orgulloso de haber conocido y compartido escenario con “el rebelde del acordeón”.

Después de la cena regresamos al domo donde la gente ya ha comenzado a llegar. Jóvenes portando playeras o chamarras de los sonideros, muchachas arregladas, en tacones con los cuales parece imposible dar un paso pero sobre los que ellas bailan con maestría la cumbia y la salsa, grupos de amigos, familiar y también muchos pero muchos jóvenes (y otros no tanto) con “la mona”, un trozo de estopa o algodón remojado en thiner, pintura, pegamento o gasolina la cual se inhala para recibir la descarga de efectos en el cerebro el cual luego los envía al resto del cuerpo.

Con la llegada de la gente comienza la música de Sonido La Conga quine pone a bailar a la gente con grandes temas de salsa clásica. Posteriormente es turno dar paso al Sonido Super Dengue, quien con una entrada electrónica agradeció y mando saludos a “la banda de la Pensil, la banda de la Prepa 8 y al Bob Esponja”. Luces estroboscópicas más el retumbar de las bocinas golpeando con potencia el cuerpo no impedían que la gente se juntara alrededor de la cabina para pedir saludos y, claro está, el baile no se hizo esperar. De high energy a cumbia los grandes maestros urbanos del baile sorprendían a propios y ajenos.

Los movimientos de brazos, las piruetas, el cruce de piernas y los intercambios de sonrisas entre parejas eran más que fenomenal, cada paso de baile se convertía en un momento único, como el destello de una estrella que hacía que cada canción se convirtiera en un universo entero.

El nombre de Sonido La Changa todo mundo lo conoce, mucha gente se ha motivado, jóvenes así como ustedes dicen ‘yo quiero ser como el señor de La Changa’. Comienzan a comprar sus aparatitos y empiezan poco a poco. Yo quiero y amo a este movimiento sonidero el cual me da de comer (…) Es un sonido que ya se hizo parte del pueblo, del barrio, de nuestra ciudad y de México. Ya todo mundo quiere tener un sonido y quiere ser famoso como La Changa”, nos decía Don Ramón antes al terminar su pozole, con una sonrisa en la cara que demuestra orgullo, modestia y humildad.

Para comprobar lo que decía no hubo mejor prueba que las intervenciones de Sonido La Changa en el Plan Sexenal, que como invitado especial y de honor, dispuso de varios periodos para poner música durante la noche.

Cada que Don Ramón tomaba las tornamesas y el micrófono para soltar canciones, saludos y “changazos” (sonido pregrabado donde anuncia el nombre de su sonidero) la gente se amontonaba en torno a su espacio de trabajo, bailaban, pedían saludos, le gritaban y tomaban fotos. Y sí, La Changa así como todo el movimiento sonidero ya es parte del pueblo mexicano y sí, también por lo que vimos en los rostros de muchos jóvenes ahí presentes hay quienes quieren ser famosos como el señor de La Changa, aquél señor que aunque sigan pasando los años él, al igual que sus compañeros y amigos del gremio, siguen manteniendo con vida a este movimiento.