Impacto de las Redes Sociales en la Dinámica Femcel

Este es un videoensayo de Edith Flores realizado para la materia Comunicación Global de la Carrera de Comunicación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (Otoño 2024, Dr. Eduardo Portas)

¡Hola!, bienvenidos y bienvenidas. Mi nombre es Edith Flores, comunicóloga en formación y hoy hablaremos de la toxicidad femenina en las comunidades de femcels y de cómo sería un posible replanteamiento de esta tendencia. Sin duda, uno de los rasgos más comunes de este grupo ha sido la creación de una moda fundamentada en la romantización del dolor.

Desafortunadamente, esta inclinación desvía la atención de la inestabilidad emocional y otros trastornos que pueden experimentar numerosas mujeres, pero ¿podríamos reorientar esta tendencia hacia una perspectiva más sana? 

Primeramente, ¿qué es una femcel? El término incel comenzó a usarse a finales de los 90 en la web para describir a personas de cualquier género que compartían su sentir de soledad, que nunca habían tenido sexo y/o no habían mantenido una relación romántica en un largo periodo de tiempo. En la segunda década del 2000 se hizo una distinción entre comunidades masculinas (incels) y comunidades femeninas (femcels).

Según el extinto foro de reddit Trufemcels para ser una femcel “tienes que tener defectos que excedan los de las mujeres normales y que estos existan en una forma mucho más severa”. Es decir, ellas en verdad consideran que hay algo desagradable en su persona que les impide tener pareja. Comúnmente se ha entendido que el concepto femcel es el equivalente femenino al término masculino incel. Sin embargo, si existen diferencias.

Ambos grupos comparten la creencia de que sus rasgos de personalidad o su aspecto es una de las principales causas por las que no logran sostener relaciones sentimentales o sexuales, lo que les genera frustración. Ambos optan por idealizar su caos interno, en lugar de buscar una solución proactiva a su sentir. Fuera de ese punto en común, su mayor diferencia está en que las comunidades de incels han mostrado más violencia que su contraparte, las femcels.

El surgimiento de estas comunidades se vio impulsado por el auge del internet y más recientemente por la constante exposición en redes sociales. La comunidad del celibato involuntario surgió originalmente en 1997 a través del blog personal Alana’s Involuntary Celibacy Project que evolucionó a un foro donde cualquier persona compartía su sentir sobre su propia soledad. En su origen, la iniciativa fue un espacio de apoyo emocional para quienes se sentían marginados de las dinámicas del romance. 

Sin embargo, con la proliferación de las redes sociales hacia 2010 adquirió un nuevo y muy diferente sentido. Para empezar, se supone que, gracias a la tecnología, estamos más conectados y podemos conocer a más personas, entonces, ¿por qué parece que es más difícil encontrar una pareja?, ¿de verdad nos estamos relacionando más?

En su libro En el Enjambre, el pensador de origen surcoreano, Byung Chul-Han habla del aislamiento que producen los medios digitales. Mientras un medio electrónico, como la radio, sirve para congregar a la gente, los medios digitales pueden concentrar a grandes multitudes, pero sin un sentido de comunidad.

De este modo, Chul-Han establece que los usuarios de la red se han vuelto, ante todo, Hikikomoris, es decir, personas aisladas que pueden pasar una gran cantidad de tiempo, en soledad, frente al monitor de cualquier dispositivo digital. Definitivamente, creo que este escenario es una realidad cada vez más recurrente en la sociedad y que es fácilmente identificable en la cotidianidad de incels y femcels.

Lo cierto es que hemos sustituido la interacción humana con todos los artefactos que nos ofrece la era digital. De alguna manera, las pantallas se han vuelto un escape ante la dificultad que tenemos para socializar.

Por otro lado, es importante que mencione que vivimos en un tiempo sumamente vertiginoso lo que, sin duda, contribuye en nuestra forma de percibir el amor. Al respecto, el filósofo polaco Zygmunt Bauman califica nuestra época como líquida, donde todo es rápido e inestable, incluso, el amor.

Bauman comenta que ahora el amor se ha mercantilizado, de modo que en una “relación”, las personas son vistas como objetos fácilmente desechables y reemplazables. Ahora el valor de cada individuo se mide en función del costo-beneficio que implica para el otro. La gente busca economizar, obteniendo una satisfacción inmediata a bajo costo. Es como si ya no hubiera tiempo para enamorarse y únicamente se buscara obtener el beneficio directo de la otra persona, sin establecer una conexión con ella. 

Considero que, incluso, en las redes sociales y en las aplicaciones de citas se aplica el funcionamiento del mercado. Sin duda todos los usuarios buscan mostrar en sus publicaciones e imágenes todos los atributos que los hacen candidatos ideales para convertirse en intereses amorosos o sexuales.

Es similar a una estantería donde se ofrecen productos consumibles y el cliente decide cuál es el más conveniente. Desafortunadamente, las redes y las famosas aplicaciones de citas, como Bumble, Tinder o Badoo siguen rigiéndose por un algoritmo que al final del día termina mostrándote solo determinados perfiles y descartando muchos otros.

De modo que es muy común que muchas personas se queden fuera del juego. De acuerdo con sondeos de la agencia de encuestas Savanta, son cada vez más los jóvenes de la generación Z que experimentan frustración en las apps de citas. Así es como cada usuario que no tiene éxito en el mundo digital buscando pareja va acumulando experiencias frustrantes que paulatinamente van afectando su autoconfianza y autoestima. 

Desde mi perspectiva, la dinámica para relacionarse en la era digital es la causa de que aparezcan grupos como los incels o las femcels que no han logrado canalizar de la forma más conveniente su sentir. Los primeros en radicalizarse fueron los incels, perpetrando actos de acoso, violencia y hasta atentados.

Por su parte, en la versión femenina aparecieron diversos trends principalmente en redes como Tumblr, Twitter y después Tik Tok que romantizaban la depresión, el sufrimiento e incluso ciertos trastornos alimenticios. Un ejemplo de ello fue la llamada “Girl Sad Era”, acogida principalmente por Tumblr. Hashtags o selfies con la temática #prettywhenyoucry comenzaron a circular en 2012, promoviendo una estética de la belleza basada en la tristeza y la depresión. Hay que recordar que la población de internet es exponencialmente creciente y por ende, los usuarios que se “suben” a estas tendencias tienen una presión social cada vez mayor.

El problema de esto, de acuerdo a una recabación de información de la podcaster Mina Le, es que muchas chicas a fin de encajar en la imagen fidedigna de femcel adoptan actitudes dañinas o enfatizan rasgos de trastornos mentales y/o alimenticios en su vida. Las consecuencias pueden ser devastadoras en el caso de las adolescentes que aún están en la etapa de formación de su identidad. Hoy en día las modas en redes, medios audiovisuales e incluso productos han propiciado que padecer problemas psicológicos o tener problemas emocionales sea percibido como algo cool y un motivo para sentirse especial. 

En el caso de México, los grupos de incels y femcels no son tan numerosos como en Estados Unidos. Sin embargo, están presentes ya sea explícita o implícitamente en grupos de Facebook, Discord, Fandoms o publicaciones y estéticas en Instagram, Pinterest y otras redes. Según un reportaje de Jair Ortega de la Sancha, en 2023, los grupos latinoamericanos virtuales en Facebook llegan a lo mucho a 2 mil integrantes.

Continuando con los hallazgos de Ortega, según los incels, un factor que se suma en Latinoamérica a los motivos de rechazo hacia incels y femcels es el dinero, que influye en la elección de pareja. Específicamente, la vertiente femenina en nuestro país está involucrada en otras comunidades virtuales de cosplayers, fandoms de anime, estética kawaii y gamers. Aunque representan solo segmentos de dichas comunidades, no necesariamente un grupo entero. 

En conclusión, la dinámica para relacionarse en la era digital ha propiciado que cada vez existan individuos más aislados, como bien lo menciona el filósofo Byung Chul-Han. De acuerdo a su predecesor, Zygmunt Bauman, vivimos en una época líquida, en la cual se mercantiliza el amor, de modo que incluso las personas pasan a ser fácilmente descartables y reemplazables. Paradójicamente, con el uso de redes y aplicaciones, pareciera que tenemos mayores posibilidades de tener pareja.

Sin embargo, el algoritmo de estas herramientas también beneficia a determinados perfiles, de modo que muchos usuarios terminan quedando descartados y a medida que la experiencia se repite, la frustración aumenta, mermando en la autoestima de las personas. Esta dinámica, sin duda, ha propiciado la aparición de grupos como las mencionadas femcels.

Una alternativa sería cambiar la dinámica actual de numerosas comunidades de femcels que crean tendencias basadas en la romantización del dolor y la inestabilidad emocional por un funcionamiento más sano. Es decir, que la comunidad femcel sea un espacio de expresión para compartir experiencias comunes.

Una red de apoyo colectivo, de intercambio de ideas que favorezca que sus miembros tomen conciencia de su salud mental. Puede ser un espacio perfecto para visibilizar las problemáticas y desigualdades que enfrentan las mujeres en la red al momento de conseguir una pareja.