México Sobre el Escenario

Este es un trabajo de SOFÍA CASTELLA realizado para la materia Práctica Periodístico I en la Licenciatura de Comunicación, Universidad Anáhuac México, (Primavera 2019, Mtro. Eduardo Portas)

Las luces brillan, la armonía se respira en el ambiente, los asistentes no tardan en ingresar al espacio donde comienza la sesión de fotos para sus redes sociales.

Finalmente, llegó la fecha y con el sonido de la música incrementando, es hora de disfrutar el festival.

Tocar frente a un manojo de gente que reaccione bien es la mejor cosa del mundo.- Kurt Cobain.

No es sorpresa que, al hablar acerca del entretenimiento en México, los conciertos formen parte de los principales contribuidores económicos al país. Tan sólo Ocesa, la principal promotora de eventos en México, ofertó 2 millones 15 mil 144 entradas en el primer semestre del 2017, misma cifra que la posicionó como tercera p r o m o t o r a  m á s  i m p o r t a n t e del Worldwide Ticket Sales Top Promoters de Pollstar en el mismo año.

La popularización de los eventos musicales: Un concierto, según el diccionario de la real academia española, es una composición musical para diversos instrumentos en que uno o varios llevan la parte principal. Sin embargo, hoy en día podemos destacar que, al igual que muchos aspectos cotidianos, no existe una definición única y exclusiva. Existen muchos tipos de conciertos, como los de orquesta, en los que se destaca la composición de melodías por múltiples instrumentos; los conciertos temáticos, donde se busca seguir un tema específico como puede ser piezas cinematográficas o también sobre cierto genero de música; los didácticos, que se enfocan más al aprendizaje infantil, entre muchas categorías más. Asimismo, hay variantes de los conciertos que cada vez se popularizan más, como es el caso de los festivales de música, que tuvieron inicio con el Festival Woodstock en 1969. Dicho festival tuvo un acontecimiento histórico tanto para la industria del entretenimiento como para el contexto social en el que se desarrolló, pues, aunque inició como un encuentro entre jóvenes que rechazaban la guerra de Vietnam, representó las ideas de la cultura Hippie, utilizando como slogan de campaña “tres días de paz y música”. El éxito del festival fue tal que, aunque se esperaban 50 mil espectadores, asistieron 500 mil al evento y se cree que otros 250 mil hubieran asistido de no haber sido por diversas circunstancias.

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En el caso específico de México, los festivales de música comenzaron a tener un impacto dentro del país, tras Festival de Rock y Ruedas de Avándaro en 1971, dentro del cual se vendieron 75 mil boletos con un precio de 25 pesos, aunque se estima que asistieron 300 mil jóvenes al evento. El festival de Rock se planifico inicialmente como una forma de promocionar la tradicional carrera de autos en Valle de Bravo. Dentro de las bandas que se presentaron se encontraban Los Dug Dug’s, La División del Norte,

Peace & Love y Los Yaki, todas representativas de la música Chicana, un estilo de rock que comenzó en el este de Los Angeles, California durante los setenta y que tuvo un gran impacto dentro de nuestro país. Ante este evento masivo de jóvenes y como contexto histórico, el suceso de la matanza del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, las fuerzas gubernamentales optaron por no intervenir en lo relacionado al festival Avándaro, donde se normalizaron acciones como el consumo de estupefacientes como la mariguana. Ante estas acciones, la prensa reportó sobre el evento utilizando titulares como “Frenesí de sexo y drogas” que, eventualmente, llevaron a la censura del rock y de eventos del mismo estilo.

Los festivales, algo más que una experiencia: Los festivales de música han sido, desde entonces, un tema de interés sobre los jóvenes y hasta hoy en día no hay diferencia pues, como informa la sección del INEGI, el MODECULT, Módulo sobre Eventos Culturales Seleccionados se reportó en el 2018, el 58.1% total de la población de 18 años en adelante ha asistido a algún evento de este tipo, aportando así 1/3 del 3.2% de ingresos económicos que otorgaron los eventos culturales al PIB de dicho año.

Sin embargo, el que los jóvenes asistan a dichos eventos puede ser por una variedad de motivos, entre ellos la aceptación dentro de un grupo social o por una preferencia personal pues, como se encontró dentro de un estudio realizado por Eventbrite’s, una organización que se especializa en la organización de eventos, que el 78% de la generación millenial prefiere gastar su dinero en algún tipo de experiencia sobre la adquisición de algún objeto, de manera más específica se descubrió que prefieren experimentar conciertos, eventos sociales, experiencias culturales y otro tipo de experiencias, dándonos así un reflejo de la importancia que forma estos eventos dentro de la sociedad actual. Esto nos describe un factor importante acerca del por qué los jóvenes son los principales consumidores de eventos como conciertos y festivales de música, pues para ellos representa algo más allá de un boleto o una canción, representa una experiencia.

Los espacios de festivales ofrecen posibilidades creativas en una suspensión temporal de relaciones sociales y la práctica juguetona (en s e n t i d o d e d e j a r a u n l a d o las restricciones construidas por la moral social) reta las geografías (refiriéndose a divisiones humanas) establecidas.- Karla Martínez, Difusor Ibero

De la misma manera, otra explicación que se otorga a la frecuencia con la que los jóvenes asisten a dichos eventos es lo que Kaeri Tedla de la revista Warp plantea como parte del sentido de pertenencia. Esto se ve fundamentado en las necesidades y deseos de la pirámide de Maslow, pues una vez que la persona tiene cubiertas sus necesidades fisiológicas y de seguridad, comienza a necesitar desarrollarse en el ámbito social. En palabras de Kaeri, cuando un joven comienza a desarrollar la necesidad de involucrarse o desarrollarse dentro de un entorno social, existe una necesidad de estar al tanto con los gustos por los rituales de este mismo.

Se llama “sentido de pertenencia” y es parte del crecimiento de cualquier ser humano, ese momento inefable en el que se necesita ser parte de la tribu y por lo tanto, ser partícipe de sus rituales, de entre ellos el más importante en la actualidad es haber estado ahí, viendo a tal banda o artista en el escenario.- Kaeri Tedla, Warp

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El sentido de la pertenencia, es importante para los jóvenes, ya que no sólo les ayuda a desarrollarse dentro de su ambiente social, si no también es lo que a largo plazo le ayudará a generar una postura ética ante las situaciones que se presenten. A su vez desarrolla un sentido de protagonismo, ayuda a definir su identidad personal y eventualmente a desarrollar una autoestima. Dicho lo anterior, para los jóvenes la oportunidad de asistir a un concierto puede representar una oportunidad de interacción social dentro de su circulo cercano, mientras que de no hacerlo pueden verse afectado dentro de su estatus en este mismo.

Dentro de los conciertos o festivales de música, podríamos establecer que hay dos actores principales: Los artistas, que se encuentran sobre el escenario, y la audiencia que es la que interactúa con él o la protagonista. Si bien ya establecimos que las generaciones de hoy como espectadores buscan una experiencia única, memorable e ‘Instagrameable’. ¿Qué es lo que opinan los artistas al respecto?

Al entrevistar a dos cantantes mexicanos en crecimiento de diferentes edades, Gabriel Covagil y Rodrigo Mena, ambos mencionaron lo difícil que es para un talento nuevo posicionarse dentro del medio, pues hoy en día se fijan más en la imagen y en el espectáculo que en el talento. Si bien, los dos planteamientos no están peleados entre sí, la sociedad tampoco está exenta de popularizar a personajes que carezcan de talento, sólo por el espectáculo. Un músico independiente en México gana, en promedio por hora trabajada aproximadamente 86 pesos como informó el INEGI en el 2014 para un estudio realizado, sin embargo, en una encuesta realizada por la CONDUSEF, Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, se encontró que de los entrevistados 35.5% estaba de acuerdo con que el precio de los boletos fuera entre 500 y mil pesos, mientras que el 15.6% estaba de acuerdo con que el precio del boleto fuera de 2 mil o 3 mil pesos. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta ¿Estamos realmente siendo justos con los artistas en crecimiento?

Lo que se espera de estos eventos: Los conciertos siguen al alta dentro de nuestro país. Tan sólo en el 2017, el Auditorio Nacional se posicionó, según Pollstar, como la sede que más boletos vendió con una cifra de 466 mil 180 boletos a lo largo del año, probando que México es un país rentable para este tipos de eventos, por lo que es probable que la cifra siga incrementando con el paso del tiempo.

El reporte Entertainment and Media Outlook México 2016-2020, de la consultora PwC, afirma que en México la música en general es un terreno fértil valuado en alrededor de 386 millones de dólares, y prevé que llegue a 448 millones de dólares en 2020, un crecimiento de 16 por ciento.- Dulce Gamero, Milenio

De igual manera, la tecnología sigue creciendo y cada vez hay más invenciones para poder crear experiencias de calidad. En la industria de los conciertos se ve reflejado en las plataformas de streaming y de realidad virtual, donde usuarios de todo el mundo pueden presenciar un espectáculo a kilómetros de distancia con tan solo un click.

Ahora, la industria apunta a que, con la tecnología de realidad virtual, se espera poder recrear una experiencia para que el usuario pueda percibir estos escenarios en línea de una manera más personificada e incluso quizás, en un futuro, pueda percibir olores de la locación.

El concierto se realizó a 2 mil 758 kilómetros de mi casa, pero pude “estar” ahí, en el mejor asiento gracias a una nueva app llamada Oculus Venues y el visor de realidad virtual Oculus Go…La app te da la opción de regular el volumen de los comentarios, de la música, incluso si no quieres convivir, de irte solo a verlo en un palco y el campo de visión es increíble pues las tomas virtuales te hacen estar en primera fila, en backstage o a lado del escenario. Una experiencia que en la vida real sería imposible. -Fernando Santillanes, Milenio